Mucho se ha dicho ya  sobre Vincent Van Gogh,  un genio menospreciado por sus contemporáneos y ovacionado por la posteridad.  Su póstumo exíto viene probado por las  múltiples exposiciones, películas, documentales, libros , merchandaising en general y subastas millonarias en particular que continúan explotando el interés en  torno a su obra y biografía y alimentando la leyenda de artista maldito. Si Vincent en vida vendió un solo cuadro , a su muerte se convirtió en un filón de oro pasando a ser uno de los artistas más cotizados de la Historia del Arte. Sus  famosos cuadros de girasoles o sus autorretratos son conocidos mundialmente, pero dentro de su obra las pinturas que personalmente más me fascinan son los bodegones de zapatos, motivo recurrente, es una constante desde sus comienzos, haciendo gala de un fetichismo exento de perversidad, pues su mirada es obsesiva aunque pura y profunda.

Si mis fuentes  de internet no me engañan de los 900 cuadros y los 1600 dibujos  que produjo, 26 fueron de zapatos, una cantidad nada desdeñable teniendo en cuenta lo poco comercial de la temática en la década de 1880 y el dineral que le costaban los óleos.

En 1881 realizó el portentoso “Naturaleza  Muerta Con Repollo y Zuecos”,  obra sinestésica donde las haya. Para algunos puede ser  considerado un ejercicio de estilo,  por pertenecer a la etapa de formación del artista. Pintor  autodidacta y permeable  a su entorno, en este bodegón encontramos  referencias a las dos grandes tradiciones pictóricas holandesas intrínsecas en su arte: la Barroca y la Realista. Siguiendo estas influencias evoca la paleta de su admirado Rembrant. Incluir unos zuecos en la composición me parece de lo más original por no decir inquietante.  Personalmente, esta obra me fascina por la peste que me parece que echa.

Posteriormente en la región minera de Nuenen,  en su “Etapa Negra”  destaca el bodegón  “Tres Pares De Botas”.  Es comparable con  la  famosa pintura  “Comedores de Patatas” 1886 , La  pincelada retorcida, atormentada, con relieve y los colores oscuros y terrosos,  caracterizan esta etapa pictórica. Para mi estas botas usadas expresan  elocuentemente la precariedad y miseria de la vida de los mineros, igual de bien que su mencionada obra maestra de este periodo. Este lienzo  cuenta muchas cosas a muchos niveles: artístico, afectivo, histórico, estético, político y filosófico. Considero  esta naturaleza muerta un reflejo sincero del alma de Vincent y de su mirada extremadamente sensible y empática.

 

Posiblemente los zapatos más famosos de Vincent sean “Un Par de Botas” 1886. Ríos de tinta y de pajas mentales han sido derramados desde que el filósofo Heidegger en 1935 en su ensayo filosófico “El Origen De La Obra De Arte” se explayara con esta obra y abriera un rico debate que ha llegado hasta la actualidad. Yo confieso que no me he podido leer el libro entero, pero es cierto que se pasa  hojas y hojas divagando desde una perspectiva ontológica, sobre la función del arte,  qué es la realidad, qué es la interpretación, cual es  la naturaleza de la existencia y la  vida de los campesinos a través de estas botas.

En 1950 Meyer Shapiro  en su obra  “Van Gogh” tiene otra teoría con la que estoy bastante de acuerdo, en la que dice algo así como que no es  tanto un reflejo de la vida en el campo como unas botas de ciudad, y que el pintor quiso autorretratarse a través de ellos.

Posteriormente, el  filósofo francés Derrida, se unió al debate y con su visión deconstructivista dijo que eran dos zapatos diferentes entre sí y que pertenecían a pares distintos. Por lo visto hay otros filósofos e historiadores como, Ian Shaw y Stephen  Melville que también se rayaron con el cuadro.

El caso es que sentaron precedente e influyeron decisivamente en el arte del siglo XX, considero que sin este  «Par de Botas” no habríamos llegado en la actualidad a “La Banana” de Maurizzio Cattelan.

 

 

En el año 1887  pinta en París  “Un Par De Botas”   donde se aprecia la influencia del Impresionismo, con una paleta más clara y gran libertad de factura que contribuyen a la expresividad emotiva. El motivo recurrente, unos zapatos gastados por el uso y el tiempo, que dignifica y salva del olvido retratándolos. Pictóricamente se aprecia evolución de estilo hacia una pincelada propia, simbólicamente continúo viendo un autorerretrato del propio autor, los zapatos remendados,  los cordones retorcidos, los clavos de la suela. Una metáfora de los tropiezos de la vida, una metonimia de la existencia.

 

Otro bodegón zapatil es pintado en 1888, en su estudio de Arles, las baldosas rojas de la Casa Amarilla son reconocibles en este otro ¿Autorretrato?  Será aquí donde empieza la mejor etapa de su vida pictórica, con sus pinceladas vibrantes y luminosas inspiradas por la luz cálida y los colores vivos del sur de Francia. Los zapatos usados más que un objeto utilitario son los miles de pasos  que recorrieron,  las  alegrías y sufrimiento padecidas por quien los calzó, cargamos los zapatos de expresividad emotiva, una vez más como espectadora siento que sus objetivos artísticos coinciden con los espirituales. No me quiero poner melodramática pero tratándose de Vincent, es difícil diferenciar lo que es biografía y lo que es mito. Es innegable que ha existido siempre algo de leyenda morbosa alrededor de su vida y su estado metal,  y en todas sus pinturas  se puede apreciar que hay mucho más de lo meramente representado. Demasiado se ha hablado de como su desarrollo creativo ira en paralelo a su deterioro físico y mental.

 

Por último me gustaría comentar el cuadro “Par De Zuecos” de 1888.  Como Heidegger estoy hechizada por este cuadro y confieso que estoy tramando un plan para robarlo y colgarlo en mi casa.  Aquí apreciamos la evolución hacia una pincelada propia, el uso del color como medio de expresión,  predominando las tonalidades  amarillas, las  favoritas del artista. No son unos zapatos maltratados por su dueño y por el tiempo ¿Existe algo más acogedor que unos zapatos viejos? Aprecio ecos de su admirado  Millet y quizás aquí los zuecos  simbolizan la poesía de la vida campesina.

Vincent Van Gogh dejó una profunda huella en quienes le conocieron en vida y un valioso legado para las posteriores generaciones. Abrió camino interesándose por un tema como los zapatos reflejando una visión premonitoria de los avances de la pintura y del futuro del Arte.

 

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